Revelaciones by Simone Lari

Revelaciones by Simone Lari

autor:Simone Lari
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Terror
publicado: 2013-12-31T23:00:00+00:00


Capítulo 11: Transacción interrumpida

Apenas Kage puso los pies en su oficina, la secretaria lo acogió calurosamente: «¡Buenos días, Sr. Queen, bienvenido!»

«Buenos días, Rose.»

«Tengo para Usted una enorme cantidad de expedientes que revisar y proyectos que aprobar. Me he tomado la libertad de dividirlos por orden de importancia y urgencia, en vez de cronológico.»

«Prepara una copia de los proyectos verdaderamente importantes los recogeré y me iré. El resto pídelo al Consejo de Administración.»

La mujer abrió los ojos, estupefacta.

«Como desee, señor.»

«Debo hacer unas llamadas, espera aquí» dijo a Jenna.

La guardaespaldas se situó delante de las puertas cerradas de la oficina privada de Kage.

«¿Podría tomar un café?» preguntó a Rose.

«Claro, la máquina está al fondo del pasillo» respondió, afanándose con la fotocopiadora multifunción.

Sentado cómodamente en su butaca, Kage observó la oficina. Todo estaba exactamente como lo había dejado: limpio y aséptico, con los objetos sobre el escritorio en orden preciso y simétrico.

Cogió el marco en que aparecía retratado junto a July y a Kevin, lo acercó a la cara y lo miró algunos instantes. Dio un profundo respiro, lo volvió a dejar en el mismo lugar y cogió el móvil con la línea protegida, en el cual había anteriormente guardado el número de Santiago.

El aparato sonó mientras Víctor recibía de su testaferro los detalles acerca del éxito de los homicidios encargados.

El traficante vio una llamada con número oculto. Le tentó arrojar el aparato, pero algo le sugirió prestar atención a aquella llamada.

«¡Diga!»

«Santiago, he reflexionado sobre el negocio que las industrias Queen tienen en curso con Usted.»

«Sr. Queen, ¡finalmente se ha decidido, muy bien! ¿Cuándo piensa entregarme el material?»

«Yo no voy a proporcionárselo, acuda a otros proveedores.»

«¿Cómo dice? ¡Como miembro del Consejo, su padre se comprometió a suministrarme lo solicitado y pagado! No puede echarse atrás.»

«Como bien ha dicho, mi padre lo convino con Usted, no yo. No saque a colación al Consejo por qué, si tuviese que escoger qué miembros tienen mayor necesidad y quiénes pueden contribuir más a su causa, pienso que escogería sobre mí a un vulgar traficante de drogas, dedicado al tráfico de seres humanos.»

Víctor resopló por la nariz y levantó la barbilla mientras una mueca de odio se dibujaba en su rostro.

«¿Cómo se atreve a hablarme así? ¡Usted no sabe con quién se las gasta!»

«Lo sé perfectamente, la policía ha confirmado mis sospechas sobre Usted, y yo no estoy dispuesto a seguir haciendo negocios con gente de su calaña.»

«Me las pagará, ¡no piense que esto va a quedar así!»

«Por supuesto que no, tengo la intención de pagar. Dígame un lugar en el que podamos encontrarnos, llevaré una adecuada contrapartida respecto a lo abonado a mi padre.»

«No me falta dinero. No aceptaré otra cosa que no sea el puerto y las embarcaciones.»

«Escucharé su propuesta, pero no se haga ilusiones de hacerme cambiar de idea.»

«Está bien, entonces ¿qué le parece que nos reunamos en mi mansión esta noche? Buen vino, carne argentina y chicas macizas para los postres» buscó halagarlo con un repentino cambio de tono.

«No deseo que mi imagen se asocie en modo alguno a la suya.



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